15 de Noviembre 2012
Mitos en el mundo del vino: Borgoña
2ª parte

El sistema de las  denominaciones de origen de la región de Borgoña tiene su clara rivalidad con  la región de Burdeos por la fama de ser modélico en el planteamiento francés  del vino. Las denominaciones de origen se estructuran por categorías de  calidad, según un sistema o modelo  denominado de coronas geográficas. Así, existen denominaciones ordenadas,  según valoración, regionales, municipales y de grand cru, y dentro de las llamadas Denominaciones de Origen  Controladas (AOC) existen, a su vez, matices en sus valoraciones.
Las comarcas de Chablis y  Auxerre poseen viñas clasificadas para conseguir vinos grand cru y premier cru. En la zona llamada la Côte d`Or, paraje  vinícola alargado de más de 50 kilómetros de extensión se encuentran casi todos  
los viñedos grand crus y premiers crus.En la parte Norte, se encuentra la Côte de Nuits, zona productora de vinos  varietales de pinot noir bien elaborados y complejos pero en la que casi no se  encuentra la variedad chardonnay. Otras comarcas son la Côte de Beaune, la zona  de Hautes Côtes, la Côte Chalonnaise, el Mâconnais, región vitivinícola esta  última donde empieza la zona del archiconocido vino galo de Beaujolais.
En la región de Borgoña  podemos encontrar tres o cuatro parcelas colindantes con una serie de  condiciones diferenciadas como son la altura, la pendiente y la dirección. En  ellas se cultiva la misma variedad de uva. Sin embargo, las uvas de cada  parcela se vinifican por separado y el resultado son tres o cuatro vinos con un  aroma y un sabor distintos. 
No cabe duda de que la  región de Borgoña es una región de vino  varietal. Las dos variedades principales, pinot noir y chardonnay, tienen una composición, orientación y  microclima muy peculiar y sensible, buscándose la mayor complejidad en la  calidad de las variedades.
La pinot noires una variedad muy difícil de vinificar, su crianza requiere de un cuidado y un  tacto algo más que delicado. Las vides brotan en primavera y son muy sensibles  a las heladas tardías que se producen en muchas ocasiones. Sus uvas, pequeñas y compactas, son muy  sensibles también a enfermedades como el mildiu y el oídio.
Durante el proceso de  vinificación los enólogos tienen  dificultades 
para extraer el contenido exacto de sustancias colorantes y  taninos, utilizándose criterios contradictorios entre viticultores y  enólogos respecto a si la maceración resulta larga o intensa, así como si las  temperaturas de fermentación son demasiado bajas o se emplea vino de prensa que  aporte más color, aunque se obtengan vinos con taninos más verdes y con notas  algo amargas.
	  
Por el contrario, la variedad chardonnay es muy fácil y agradecida de cultivar. Esta variedad  permite altos rendimientos sin renunciar  a la calidad y es menos sensible a las enfermedades. En esta variedad  resulta muy importante elegir el momento idóneo de la vendimia, porque la sobre maduración le hace perder acidez,  convirtiéndose en unos vinos planos. 
La  capacidad de transformación de la chardonnay es espectacular. Se dan vinos  más tradicionales, con crianzas, en madera o sin ella, especiados y amplios y  largos. Los mejores vinos fermentan,  casi sin excepción, en barrica,  produciendo unos vinos brillantes, con densidad, en donde la fruta se funde  perfectamente con las influencias de la madera y las levaduras para producir  unos vinos de amplio y complejo sabor e intensidad aromática.   
	 
  
                    
                    
                    
                    
                    
                    
                    


