28 de Febrero 2013

Recuperación de antiguas minas subterráneas
para el envejecimiento del vino

Desde siempre, un determinado vino ha estado ligado al suelo que sirve de soporte y sustento a la vid. Por ello, resulta esencial aprovechar al máximo todo el potencial que pueda ofrecernos el suelo para ofertar vinos distintos y exclusivos. Y es aquí donde entra en juego la geología como elemento primordial que condiciona las características geográficas del territorio.
De esta manera, la formación de distintos tipos de suelo, con sus carencias o excesos en determinados elementos dependerá de la roca madre que forma el sustrato. En ocasiones, encontramos grandes cambios en el sustrato rocoso del suelo, encontrándose en una pequeña superficie diferentes tipos de suelos y, por tanto, esta circunstancia va a exigir un proceso de adaptación muy importante en todos los aspectos inherentes al cultivo que nos permitan conseguir una uva con la calidad adecuada para producir vinos de buenas calidades. 
Un claro exponente de la simbiosis entre la vinificación y el envejecimiento del vino y las antiguas minas abandonadas, lo encontramos en la antigua mina de yeso de Portel des Corbières, cerca de Narbonne en Languedoc-Rousillon. La mina ha sido reconvertida en los últimos años en bodega de vino. Las minas dejaron de utilizarse en el año 1992, y siete años después tras realizar los trabajos de limpieza y acondicionamiento necesario comenzó a ser utilizada como bodega para el vino de Languedoc con el nombre de Terra Vinea.
Languedoc es una de las regiones productoras de vino con mayor extensión del mundo. La adecuación de las minas para el fermentado de la uva, y el envejecimiento del vino es una gran oportunidad. Las antiguas minas de yeso de Portel de Corbieres, son grandes excavaciones sobre roca caliza, hechas a mano con la ayuda de medios mecánicos. La sección de las minas es trapezoidal en las galerías principales, con gran altura, y rectangular en las galerías de acceso. En las paredes de las galerías se ven claramente las vetas de la roca, de una manera más clara que en excavaciones de otro tipo de mineral.

El suelo de la mina, en la actualidad una solera de hormigón, era roca, y estaba recorrido por raíles, inicialmente de madera por los que circulaban las vagonetas con la roca de yeso. La extensión de las minas ocupa la falda de una colina, y tan solo una pequeña parte de ellas ha sido reutilizada como bodega. El resto de la mina se encuentra en estado peligroso, con posibles derrumbamientos y desprende todavía polvo de yeso, que puede producir graves enfermedades pulmonares.