13 de Junio 2013

Los vinos del Nuevo Mundo

Segunda parte


Las regiones y países del vino continúan su crecimiento en el Nuevo Mundo. Así, tenemos toda una serie de países, recientes productores en Iberoamérica, y sin tradición vinícola, como Uruguay, Brasil, Perú, y Ecuador, Bolivia y Colombia, en los que se están incorporando una serie de parámetros y características que se dan en los viñedos del Viejo Mundo europeo.
Pero el caso más notable de los vinos del Nuevo Mundo lo encontramos en California, en gran parte de la extensión de los valles de Napa y Sonoma, zonas donde se producen algunos de los vinos más expresivos del universo vitivinícola, en la ruta del Wine Country californiano. Aquí, recorrer las bodegas e ir de cata en cata es algo que merece la pena en sí mismo por un doble motivo: por la belleza de su entorno y su paisaje y por porque es un regalo para los sentidos. La cepa emblemática es la Zinfandel, pero también hay variedades como Cabernet Suavignon, Merlot, Chardonnay, etcétera.
La evangelización española a partir de Fray Junípero Serra, decía Ramón Tamames, con motivo de la conferencia–“Bodegueros españoles en el Nuevo Mundo del Vino”- que dio en la Gran Feria Nacional del Vino en España(FENAVIN 2013) en Ciudad Real, proporcionó en el siglo XVIII los primeros vinos de California con variedades llegadas desde España que, actualmente, se conocen como uva de la misión (misión grape).
Cuando se habla de países del Nuevo Mundo, tenemos la certeza de que estamos hablando de países en los que no había tradición en la producción vitivinícola.Estos países comenzaron sus producciones aplicando los avances científicos y tecnológicos para garantizar la calidad de sus vinos, destacando las características de las uvas utilizadas en su producción. A diferencia de lo que ocurre en los Vinos del Viejo Mundo, los productores tienen muy pocas restricciones legislativas por lo que pueden cultivar las variedades de uvas que estimen convenientes para desarrollar nuevos vinos.
En general, los vinos del Nuevo Mundo suelen ser más concentrados, corpóreos y con mayor grado alcohólico al encontrarse, en general, en zonas más cálidas que las del viejo continente europeo. También suelen ser vinos más maduros y con un color algo más oscuro, muy frutados y suaves. Sin embargo, las diferencias actuales entre los Vinos del Nuevo y del Viejo Mundo cada vez son menores, pues a los intercambios de conocimientos y experiencias de cuidado y elaboración son recíprocos.
Así, por ejemplo, los vinos del Nuevo Mundo van dando cada vez mayor énfasis al suelo y al terroiry, los vinos del Viejo Mundo, están introduciendo cambios y procesos tecnológicos que, en buena parte, provienen de los nuevos países productores vinícolas.Un ejemplo muy ilustrativo para explicar y comprender la disparidad y el contraste entre los dos mundos del vino, lo ofrece uno de los miembros de una de las la familias más ilustres en el mundo vinícola de Burdeos, con pagos y bodegas en diversos países de los dos mundos del vino.
Decía Jacques Lurton que en Francia hemos exportado mucho y, al mismo tiempo tenemos uno de los mercados domésticos más fuertes del mundo. Pero poco a poco nuestra imagen como exportadores ha entrado en competencia con la de otros países como Chile, Sudáfrica, Australia, Estados Unidos, etcétera. El consumidor ha visto que había, al mismo precio que nuestros vinos, y a veces a precios inferiores, otros mucho más amables: menos duros, más suaves, con más fruta, más limpios y sin defectos ni diferencias de una botella a otra, vinos más regulares.
Puestos en ese caso, hay consumidores que prefieren elegir un vino de cualquiera de esos países en vez de un Burdeos. Porque les resulta mejor y más fácil de entender, y de ese modo el Nuevo Mundo, poco a poco, ha cambiado la imagen del vino, sin que el Viejo Mundo se haya querido enterar. Y cuando ha empezado a darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, ya se había perdido mucho mercado.