JUNIO 2016

Beneficio y valor del corcho para el vino

El corcho -quercus suber- se extrae de la corteza del alcornoque, árbol que encontramos principalmente en la zona de mediterránea occidental, donde se encuentra formando poblaciones que conocemos con el nombre de dehesas. Para poder realizar la primera extracción o saca ha de transcurrir un cuarto de siglo aproximadamente, efectuándose cada nueve años la denominada “pela” o descorche, obteniéndose el material de mejor calidad a partir del tercer descorche. De la materia prima del descorche tan sólo se utiliza un 25 % válido para la fabricación de tapones, obteniéndose de un kilo, aproximadamente, unos 50-55 tapones, en un proceso de transformación que dura unos 20 días.
Sus características naturales únicas e inequívocas (leve, impermeable a líquidos y gases, elástico, buen aislante térmico y acústico, etcétera), y su facultad para regenerarse de manera natural después de cada extracción,  hacen de este producto natural el material idóneo y más adecuado para el cierre de los recipientes de vino, ya sea por medio de vasijas de barro, barricas o tinas de madera y botellas de vidrio. El tiempo del descorche se produce al final de primavera entre los meses de mayo hasta final de septiembre, momento durante el cual puede arrancarse sin dañar las capas vivas del árbol, merced a una mezcla de calor intenso y cierta humedad del suelo.
Sin duda, existen algunos materiales sintéticos alternativos más económicos como las siliconas, plásticos derivados del petróleo, tapones metálicos forrados con componentes plásticos, etcétera. Sin embargo, ninguno de ellos posee las características naturales del corcho ni tampoco ofrece mejores resultados para la conservación, mejora, salubridad y protección del vino. Por ello, el corcho como producto de cierre de la botella de vino evita la pérdida del liquido, no transfiere ningún sabor ni color al vino, excepto que previamente este contaminado, ofrece un buen comportamiento para su introducción y extracción, presentando, además, los niveles más bajos de oxidación con respecto a otros materiales y los más estrictos controles que garantizan su calidad y seguridad alimentaria.
Además, los profesionales del vino, aficionados y consumidores en general, sobretodo en los países del denominado “Viejo Mundo”, otorgan al corcho un valor añadido al vino que, en líneas generales, comparten tanto las viejas como las jóvenes generaciones, formando parte la extracción del corcho de unos de los rituales importantes en el consumo del vino. También está demostrado científicamente que el corcho, como sistema de cierre, impide la entrada de los tricloroanisoles (TCA, son compuestos volátiles que provocan el denominado “sabor a corcho”) en la botella, extremo que impide la contaminación externa en el caso de que haya TCA en las zonas de almacenamiento de la bodega.
En función del tipo y categoría del vino, encontramos distintos tipos de tapones de corcho, destacando los siguientes:Naturales, para los vinos reservas, crianzas, jóvenes y blancos varietales. Como su propio nombre indica, son cilindros rectos de una pieza de corcho natural. Colmatados, para los vinos jóvenes, son tapones naturales cuyos poros han sido cubiertos con polvo de corcho virgen.Los Aglomerados, son tapones de corcho aglomerado con una arandela o disco de corcho natural adherido a la parte superior e inferior del propio cilindro y con diversas calidades, siendo recomendados para los vinos jóvenes y los crianzas. Los tapones con Corona son redondeados o biselados en su extremo para favorecer una mejor introducción, pudiendo ser el corcho natural, colmatado o aglomerado, y su cabeza de plástico o de madera, siendo recomendados para los vinos licorosos, espirituosos y aceites.