Octubre 2013

Vendimia en la Noble Ciudad y tierras de Tarancón

Esta antigua finca de labor en tierras conquenses de Tarancón, denominada “La Estacada” (DO Uclés), presta su nombre a la bodega enclavada en la misma, que se adapta a la viña que la rodea, integrándose en su entorno como “el château” y con su arquitectura de ladrillo mudéjar típica manchega. La edificación principal está abierta al norte, encontrándose por delante un gran espacio ajardinado, con olivos, muy sugerente e ideal para degustar alguna de sus vinos con una tapa mientras departimos en una soleada mañana de otoño.
Me cuentan que la vendimia ha sido tardía e irregular, pues la maduración de la uva se ha retrasado. Sin embargo, ello no significa que haya perdido calidad. Las condiciones climáticas que se han dado durante el estado vegetativo de la planta, con buen nivel de lluvias, temperaturas suaves y algunas lluvias primaverales, ha favorecido una lenta maduración de la uva y con un buen equilibrio en azúcar, acidez, color, estructura, hollejo y, en general, el buen estado sanitario de la uva. Al final la cosecha 2013 parece ser de gran calidad tantos para los vinos jóvenes como para los que se destinen a guarda.
Cuando frisaba el alba, aún casi de noche, ya me encontraba en el viñedo donde los vendimiadores, jóvenes en su mayoría, laboraban prestos a recoger el fruto, provistos de ropa de abrigo e impermeable pues la temperatura de la mañana se encuentra muy por debajo de los diez grados. Las variedades recogidas son, fundamentalmente, Tempranillo (conocida como Cencibel en la zona) , con una edad media de 25 años en la extensión de todo el viñedo que, no solo se encuentra circundando la bodega, sino que también hay otras zonas más alejadas de viñedos a unos 10 km. Otras variedades existentes son la Cabernet Sauvignon, la Syrah y la Merlot, ampliándose en los últimos años con nuevas variedades como Cabernet Franc, Cariñena y Petit Verdot.
El sistema de conducción utilizado es el de espaldera que, al decir de muchos viticultores, mejora la calidad de la uva, aumenta la captación de sol y el reparto de la producción, permitiendo, además, la mecanización de muchas de las labores.
Hacia las once de la mañana, con un estupendo día soleado, incluso para vendimiar a mano, como aquí se hace, se impone un ligero paréntesis para recobrar energías, continuando después hasta casi las cuatro de la tarde. Estos suelos arcillosos con un sustrato calizo, aunque pobres, si poseen suficientes nutrientes minerales.
Poco después del mediodía me despido hasta otra jornada, de las que todavía quedan y que, con toda seguridad, me dicen, se extenderán hasta finales de este mes de octubre. Después de catar y disfrutar con algunos de sus interesantes vinos, acompañados de unas estupendas tapas de la tierra, no dejo de pensar que esta noble tierra, en la que ya lo romanos hacían vino hace dos milenios, tiene todavía mucho que ofrecer y enseñar al mundo.