Octubre 2010

El Balneario de “Hervideros de Cofrentes”

El Balneario recibió el nombre de "Hervideros de Cofrentes" por el burbujeo continuo de sus aguas al manar. En su contorno se encuentran otros cuatro manantiales mas, canalizando otro manantial de la localidad de Cofrentes, llamado Salinas de San Javier que se encuentra situado a 7 kilómetros del mismo.

Este balneario fue descubierto de manera casual, a finales del siglo XIX, por tres cazadores que observaron como las aves que se acercaban a beber al manantial, morían al poco tiempo por efecto de los gases sulfurosos que emanan de sus manantiales. Sus aguas fueron declaradas de utilidad pública el 12 de noviembre de 1.902 y dados los buenos resultados obtenidos, se edificó el Balneario que empezó a funcionar el mes de junio de 1.908 continuando en la actualidad. 

El manantial está en relación con el cercano volcán inactivo de Cofrentes y recibe su influjo de él, ubicado en el cercano Cerro de Agras (escasos 600 metros de altitud) al que tuvimos la ocasión de ascender y constatar la presencia de olivino en rocas de origen magmático de una extraordinaria dureza. Precisamente de las rocas y piedras del antiguo volcán de Cofrentes se construyó gran parte del manantial carbónico en el que se ve como mana el agua situado en el piso inferior del hotel. Se accede a él desde el exterior, a través de unas cancelas de forja que decoran la planta baja y en la que se encuentra una amplia sala, decorada con bellos azulejos, y rodeada de bancos de sillería.

Pudimos comprobar el burbujeo constante y permanente de sus aguas que desprenden un olor característico y que dio origen a su descriptivo nombre de “hervideros”. Sin embargo, tal denominación de hervideros sería errónea pues el agua no hierve, pues no es hipertermal y mana a una temperatura de casi 20 grados.



 

 

La ruta fluvial por el río Júcar

Para coronar la estancia en el balneario de “Hervideros de Cofrentes” nada mejor que realizar la estupenda y muy interesante excursión por el tramo del río Júcar comprendido entre los municipios de Cofrentes y Cortes de Pallás. En una cómoda embarcación se recorren los 14 kilómetros del embalse de Cortes, atravesando numerosos parajes de extraordinaria y singular belleza denominados Congostos del Júcar.

La utilidad principal de este gran lago artificial es la producción de energía eléctrica, manteniendo una escasa variación en el volumen de su capacidad por la retención efectuada por la presa de Cortes. Desde la misma embarcación pudimos recrearnos y gozar con los imponentes cantiles y acantilados que llegan a alcanzar casi 400 metros de desnivel con relación a las aguas del Júcar. Es fácil observar, como pudimos comprobar, la presencia en algunos peñascos y escarpados de cabras montesas y una vegetación arbórea de pinos típicamente mediterránea que crece en los lugares más inaccesibles.

Resulta impactante observar el espectacular castillo roquero de Chirel que domina toda la ribera izquierda del río Júcar y que bien puede apreciarse desde la embarcación.

Finalmente, arribamos al embarcadero de Cofrentes y con ello finalizamos nuestra ruta de verdadero interés geológico y de excepcional valor medioambiental regresando al balneario “deo duce, cómite Fortuna” (verbigracia con Dios como guía y la Fortuna por compañera).



 

 

ARAGONITOS EN EL KEUPER:  CASAS  DE  VÉS 

Siguiendo las indicaciones telefónicas de mi buen y querido amigo Pedro “Pirita”, al que mucho tengo, y considero, tenemos que agradecer por su dedicación y trabajo desinteresado en el GMA, -y quizá nunca debidamente reconocido como se merece-, de forma totalmente imprevista y aprovechando unos días de descanso y recuperación en el Balneario “Hervidero de Cofrentes”, y al calor del sol de finales del otoño, nos acercamos hasta el municipio de Casas de Vés. Se trata de un municipio localizado al Noroeste de la provincia de Albacete y a 65 kilómetros de su capital, donde aparece una banda de materiales del Keuper –época última del período Triásico- con numerosos cerros y lomas en los que se encuentran algunos yacimientos de aragonitos.

Como una de las formas cristalinas del carbonato de calcio junto con la calcita, el aragonito es un mineral muy difundido en España y uno de los más típicamente españoles. Puede encontrarse en forma de estalactitas y en las conchas de los moluscos, siendo muy apreciada la forma coraloide conocida como “flos ferri” (flor de hierro literalmente). Resulta muy curioso y no totalmente explicado aún la facilidad con la que se forma en todo tipo de situaciones, no obstante ser un polimorfo del carbonato cálcico inestable en las condiciones de la superficie terrestre.

Dependiendo de los múltiples yacimientos en los que suele encontrarse, e incluso del tamaño de los ejemplares localizados, suelen aparecer maclas bien definidas, con contornos poligonales claros, o asociaciones con contornos cilíndricos. Las inclusiones y algunos canales huecos en su interior condicionan el color del mineral, de manera que los que aparecen en arcillas de color rojo intenso, sean precisamente de este color, así como los de color negro aparezcan en arcillas de este color por la materia carbonosa. Para algunos autores (Calderón), el color violeta se debe probablemente a la presencia de centros de color que desaparecen por calentamiento a partir de 150º. En su morfología podemos considerar tres tipos básicos: de morfología tabular, columnar y de asociaciones radiadas de maclas como las típicas “piñas”.

Pero volviendo al municipio de Casas de Vés, diremos que las muestras recogidas presentan aspectos de prismas alargados de 5/6 cm de longitud de color gris generalmente, y en ocasiones con tonos verdosos y morados y de color rojizo-marrón. Sus caras, bien es cierto, suelen estar bastante alteradas y con no mucho lustre pero también pueden obtenerse “drusas” de tamaño casi decimétrico. Siempre, eso si, una delicia para cualquier aficionado que no regresa “in albis” por mor de la generosidad de los afloramientos.  



 

 

Alcalá del Júcar y su entorno. Las Cuevas del Diablo

Al Noroeste de la provincia de Albacete, en el interior de la comarca de La Manchuela, se encuentra este singular, espectacular y atractivo pueblo de Alcalá del Júcar que fuera fortaleza musulmana. Fue declarado conjunto Histórico-Artístico en 1982, habiendo recibido el mismo numerosos premios y distinciones como, entre otros sobresalientes, en el año 1986, el de mejor iluminación artística junto a la Torre Eiffel y la Gran Mezquita de Estambul.

La arquitectura extraordinaria de sus casas se encuentra excavada en la roca de la montaña, adaptándose a sus calles angostas y estrechas que discurren trepando en busca del castillo situado sobre una muela (mesetas de estratos recortadas por ríos o ramblas que forman profundas gargantas y desfiladeros) que domina a gran altura la hoz que forma a sus pies el río Júcar, el cual se contornea entre barrancos de gran profundidad y rodeado de crestas de rocas calizas. Los orígenes del castillo son almohades, constituyendo una fortaleza inexpugnable hasta que Alfonso VIII, en 1213, lo recuperó para la corona de Castilla.

Existen multitud de cuevas excavadas en la roca que han sido objeto de leyendas, poseyendo todo su entorno un cierto aire misterioso y fascinante.

En el corazón de la montaña se encuentran las denominadas “Cuevas del Diablo”. Originariamente se excavaron a comienzos del siglo XX para su utilización como palomares, almacenes y corrales. Atraviesan la montaña de un extremo a otro estando en continúo proceso de transformación y restauración. En su interior hay numerosos aperos de labranza expuestos, objetos y mobiliario de carácter rural y numerosas fotografías de personajes públicos. Las vistas desde algunos de sus miradores son espléndidas sobre el río Júcar y su hoz.

Pasear y deambular por sus recoletas y angostas callejuelas, con sus casas encaladas de blanco, nos traslada en el tiempo hasta la batalla que cambio el curso de nuestra historia en 1212: la batalla de las Navas de Tolosa que marcó el declive del poder musulmán y abrió Andalucía a los cristianos. Ya nada sería igual en la Península Ibérica. Pero eso es otra historia, “cum laude”, que ahora no toca.