Grandes vinos de Italia: Italia Central o la Italia del Sol: LA TOSCANA

Séptima parte

 

Italia Central o la Italia del Sol: LA TOSCANA

La Italia Central, denominada “del sol”, es una de las zonas vitivinícolas más admiradas y con mayor producción de vinos históricos como Chianti, Brunello di Montalcino, Vino Nobile di Montepulciano, etcétera. Esta gran zona central está formada por las regiones de Las Marcas, Abruzos, Emilia-Romaña, Toscana, Lacio y Umbría, se sitúa entre el Adriático al Este y el mar Tirreno al Oeste, delimitando el Norte con los Alpes y con los mares Adriático y Mediterráneo.
Aquí nos encontramos con veranos largos y secos e inviernos menos rigurosos que en el Norte de Italia, con suelos complejos de gravas, cal y arcilla, que hacen de este conjunto de condiciones respecto a situación, suelos y condiciones climáticas, una zona idónea para favorecer la producción de vinos aromáticos y potentes, ya que las colinas y las cadenas montañosas proporcionan la humedad precisa.
Las vides suelen estar plantadas en las colinas, beneficiando un buen drenaje y una buena exposición permitiendo, gracias a su altitud, limitar los rigores del calor del verano. Las cepas tintas se cultivan a partir de los 500 msnm y las blancas desde los 700. Nos encontramos con un variado universo de elaboraciones tradicionales, novedosas y mixtas, siendo una de las especialidades regionales el “Vin Santo”, elaborado a partir de uvas pasificadas y envejecidas durante seis años. En la Toscana, la mayoría de los mejores viñedos se extienden sobre terrenos pizarrosos, arcillosos y de esquistos que se llaman “galestros”.
Si a todo esto se une la plantación de variedades adecuadas, la calidad está casi asegurada. Una de las mejores variedades tintas autóctonas es la Sangiovese, que constituye la base del Chianti clásico y los vinos históricos antes reseñados de Montalcino y Montepulciano, así como la Montepulciano. De las variedades importadas, algunas de las que mejor desarrollo tienen son Merlot, Cabernet Sauvignon y Syrah. En el caso de las variedades blancas, la variedad no es muy amplia pero hay que destacar la Trebbiano Toscana, la Vernaccia de San Gimignano -primer vino italiano que gozó del prestigio DOC- y algunas foráneas como Sauvignon Blanc, Pinot Bianco, diversas Malvasias, etcétera.
La Toscana, a diferencia del resto de Italia, es una región de grandes contrastes, de gran historia vitivinícola, de olivos y, en general, de un estilo de vida muy mediterráneo que atrae, más que ninguna otra de Italia, a los aficionados al mundo del vino. Algunas de sus denominaciones de origen figuran entre las más antiguas del mundo como la de Carmignano del año 1716.
Algo más de dos terceras partes de La Toscana están cubiertas por colinas que ofrecen unas condiciones ideales para el vino, siendo los etruscos los primeros en conseguir ciertas habilidades y técnicas en la forma de hacer del vino y en su cultura que, sin duda, pudieron servir como modelo a los romanos y, en la Edad Media, a las familias de la nobleza de Florencia que permanecieron vinculadas al vino, con apellidos muy famosos relacionados con los vinos toscanos desde los siglos XIII y XIV.
Todas estas familias de nobles no sólo estuvieron vinculadas estrechamente a la historia y cultura del vino, sino también a la del arte y la religión, ya que fueron mecenas de Leonardo, Miguel Ángel y sus contemporáneos. Esto hizo que cuando el turismo vinícola dio sus primeros pasos, allá por la década de los años 70 del pasado siglo XX, la región de Toscana pudo aprovechar toda una infraestructura turística muy desarrollada antes de que las ventajas de este tipo de turismo se conocieron en otras zonas y áreas vitivinícolas del resto de Italia.
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